En 2030 habrá más de 30 mil millones de objetos conectados en todo el mundo. Algunos se convertirán en objetos cotidianos, otros se utilizarán en aplicaciones profesionales.
La inteligencia artificial y las tecnologías de la información son los mejores aliados del futuro. No en vano, el Internet de las Cosas (IdC) es una tendencia transformadora para reducir costos, mejorar el desempeño y aumentar la productividad a escalas masivas en el sector empresarial.
Según la firma Centelsa by Nexans, el IdC es el proceso que permite conectar y sincronizar con la red digital objetos domésticos, dispositivos médicos complejos y accesorios personales. Los dispositivos del IdC operan con microprogramas, sensores y conectores integrados que les permiten recopilar datos y enviar instrucciones para optimizar el funcionamiento y operación de múltiples equipos, creando así un ecosistema capaz de convertir una simple casa, en una casa inteligente o, incluso, hacer que una ciudad se vuelva inteligente.
La implementación asertiva del Internet de las Cosas les permitirá a los hogares y a las empresas un sólido crecimiento y desarrollo, pues aporta medidas disruptivas e innovadoras al sector. Se espera que las entidades industriales aumenten su productividad y que ayude a reducir el consumo energético de los hogares. “El IdC está creciendo entre 15 % y 20% al año en todos los ámbitos”, afirmó Julien Brin, Marketing director Colombia y Design Lab Manager Andeans en Centelsa by Nexans.
Más allá de las ventajas para la automatización, gestión y optimización de la seguridad y la privacidad en hogares y empresas, el Internet de las Cosas ofrece un potencial destacable para los entornos industriales y de gran escala. El IdC puede contribuir a mejorar el control de la producción y las cadenas de suministro, con el desarrollo de funciones para el seguimiento de mercancías y la recopilación de uno de los activos más importantes de este tipo de tecnología: los datos.
Según la Agencia Francesa para la Transición y la ARCEP, para 2030 habrá más de 30 mil millones de objetos conectados en todo el mundo. Algunos se convertirán en objetos cotidianos, otros se utilizarán en aplicaciones profesionales. Su adopción ayudará a las industrias a aumentar su productividad y les permitirá a las personas reducir el consumo de energía en los hogares.