Más personas realizan trabajo en cuidado no remunerado

Bogotá, mayo de 2024.  El cuidado de personas con enfermedades crónicas y con discapacidad recae en las familias, especialmente las mujeres, que asumen esta responsabilidad sin remuneración económica, generando un gran impacto en los sistemas de salud y servicios sociales. Este trabajo analiza el costo económico del cuidado no remunerado, destacando su valor social y la necesidad de implementar políticas públicas que apoyen a los cuidadores. 

Según el DANE, en 2021 el valor del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en Colombia ascendió a 462.295 miles de millones de pesos, cifra superior a la producción de las industrias manufactureras; sin embargo, este trabajo invisible no se refleja en las estadísticas económicas tradicionales, ya que se invisibiliza su aporte fundamental al bienestar social y económico del país.  

Las cifras revelan que el 77,7% de las actividades de cuidado en Colombia son realizadas por mujeres. Ellas dedican un promedio de 21,3 horas semanales a estas labores, mientras que los hombres destinan solo 8,1 horas. Esta disparidad de género en el cuidado se traduce en una menor participación laboral femenina, menor acceso a educación y menos oportunidades de desarrollo personal, perpetuando brechas de género y desigualdades sociales. 

“El cuidado no remunerado de personas con enfermedades crónicas y con discapacidad alivia la carga de los sistemas de salud y servicios sociales. Sin embargo, este apoyo informal tiene un costo económico considerable para las familias, quienes asumen gastos en alimentación, medicamentos, transporte, terapias y otros servicios especializados” afirma Miguel Sánchez, decano de la facultad de Enfermería de la Universidad El Bosque.  

La Ley 2297 de 2023 reconoce la importancia del cuidado y busca garantizar los derechos de las personas con discapacidad y sus cuidadores. Esta ley establece medidas para fortalecer la autonomía de estas personas, promover su inclusión social y económica, y mejorar su calidad de vida. 

“Es necesario implementar las políticas públicas integrales que hoy existen en Colombia para reconocer el valor del cuidado no remunerado y brindar apoyo a los cuidadores. Estas políticas deben incluir la valoración económica del cuidado para reconocer el aporte del cuidado no remunerado a la economía nacional a través de su inclusión en las cuentas nacionales.  De igual manera, resulta necesario ofrecer equidad en el acceso de servicios de cuidado accesibles que permitan ampliar la oferta de servicios de cuidado de calidad y accesibles para las familias que lo requieran, especialmente en las regiones rurales y dispersas del país” añadió Sánchez. 

El cuidado de personas con enfermedades crónicas y con discapacidad es una tarea fundamental para el bienestar individual y social. Pese a ello, la fallida reforma en salud no propone mecanismos de apoyo para ofrecer formación, capacitación y acceso a servicios de salud y procesos de bienestar para los cuidadores. Para proponer soluciones a este problema, la Universidad El Bosque ha preparado un programa de formación de cuidadores que ofrece herramientas y conocimientos necesarios para brindar una atención integral y de calidad a quienes cuidan de otros.  

Es necesario reconocer el valor del trabajo de cuidado no remunerado, principalmente realizado por mujeres, y adoptar políticas públicas que apoyen a los cuidadores y promuevan una distribución más justa de las responsabilidades de cuidado en la sociedad colombiana. La enfermería desempeña un papel crucial en la reducción de este costo al disminuir la necesidad de institucionalización de pacientes y brindar apoyo a los cuidadores familiares. Su intervención temprana y preventiva puede evitar complicaciones y hospitalizaciones, optimizando los recursos del sistema de salud. 

Existe una importancia de reconocer y apoyar el trabajo de las enfermeras y enfermeros, no solo en el ámbito hospitalario, sino también en el cuidado no remunerado. Su dedicación y profesionalismo son invaluables para el bienestar individual y social. Invertir en el bienestar de las enfermeras y enfermeros es invertir en la salud de toda la sociedad.