El Gobierno, los sectores energético, empresarial y agropecuario están preocupados por la inminente llegada de El Niño, que traerá una sequía de alrededor de 5 meses, a partir de junio próximo. Incluso, aunque la gente no lo crea, el impacto de la escasez de lluvias lo pagarán los consumidores debido al posible aumento de las tarifas de energía y de los precios de los alimentos,
De hecho, el presidente Gustavo Petro ya lanzó una alerta sobre el impacto negativo del verano en el crecimiento económico, lo cual puede reflejarse no solamente en un riesgo de apagón sino en una inminente reducción de la oferta de alimentos agrícolas y pecuarios.
Pero no todos los efectos de ‘El Niño’ son malos. Los días soleados favorecen al turismo, la construcción de vivienda y obras civiles, el transporte y la actividad industrial en general.