El costo de vida se convirtió en el gran fantasma de las tasas de interés. El leve incremento de los precios de los productos de la canasta familiar, registrado en los últimos 12 meses, a 30 de abril, será una señal en contra de una posible nueva reducción de las tasas de interés del Banco de la República en lo que resta de este año.
El asunto es de tal magnitud, que los analistas que aplaudieron el reciente recorte de tasas de 0,25 puntos básicos, ahora creen que este fue inconveniente, por cuanto la inflación anual a abril se ubicó en 5,16%, lo que equivale a un leve repunte en comparación con marzo, cuando el Dane reportó una cifra anual de 5,09%. Es más, muchos se preguntan por qué el equipo económico del Banrepública no alertó a la junta directiva del Emisor sobre el comportamiento de la inflación en abril, o si fue que en el seguimiento hecho durante el mes no detectaron el incremento de precios. Sin embargo, técnicamente, la inflación se estabilizó al borde del 5%, pero lleva varios meses ranchada a no romper ese piso,
Aunque la gente crea que el dato de inflación revelado este jueves por el Dane es bajo, la realidad es que el leve repunte de los precios es un duro golpe a la economía, pues las empresas esperan que las tasas de interés regresen a la tendencia a la baja registrada en 2024. Sin embargo, el comportamiento de los precios indica que la tasa de referencia del Emisor seguirá por encima de 9% (hoy está en 9,25%) y que al final de año ronden el 7%.
Esto significa que los colombianos que planean endeudarse para comprar vivienda, vehículo, pagar estudios o realizar un viaje, entre otros bienes y servicios, podrán hacerlo ya, porque la posibilidad de que las tasas de interés bajen más, están por ahora aplazadas.
De acuerdo con el Dane, los productos y servicios que más subieron en abril fueron alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles y alimentos y bebidas no alcohólicas. Lo que más preocupa es el incremento de los precios de los alimentos (1,10%) en el mes, ya que el abastecimiento solo se normalizaría en julio o agosto, una vez se recolecten las cosechas del primer semestre.