Las polémicas corridas de toros, defendidas por algunos tras considerarlas patrimonio cultural y un arte, pero rechazadas por otros que las califican de maltrato animal, no van más en Colombia. El Congreso prohibió la realización de este espectáculo milenario, luego de muchos años de discusión.
La decisión fue bien recibida por los defensores de los animales, pero causó revuelo entre quienes viven de ese negocio, incluyendo establecimientos comerciales, vendedores ambulantes, ganaderos, personal auxiliar de las corridas y trabajadores de las fincas ganaderas, conocidas como criaderos o encierros.
El negocio tomará tres años para su liquidación, pues el Congreso estableció un periodo de transición por este lapso, tiempo durante el cual se definirá una reconvención (compensación) económica y laboral de las personas o familias que demuestren que su sustento deriva de la tauromaquia. También se busca que las plazas de toros puedan reconvertirse en lugares para otro tipo de actividades deportivas, culturales, recreativas, artísticas, conciertos y turísticas, entre otros.
La platica de la compensación será para quienes demuestren que tienen un sustento directo o indirecto de esta actividad. El tipo y el monto de ayuda la definirá una comisión coordinada por los ministerios de Trabajo, Comercio, Agricultura Medio Ambiente y el del Interior.