Aunque el sistema energético colombiano estaba advertido de la llegada del fenómeno de El Niño desde comienzos del 2023, y el Gobierno y las empresas del sector el sector siempre aseguraron que el país estaba preparado para enfrentar la sequía, ahora alertan sobre un posible apagón.
Es más, la advertencia de la llegada de este fenómeno natural fue tan evidente, que las tarifas de la energía subieron casis tres veces por encima de la inflación promedio, nacional, que se ubicó en 9,28%. Eso significa que los usuarios no solamente pagaron cara la energía el año pasado y lo que va del 2024, sino que están a las puertas de soportar un racionamiento energético que, sin duda, afectará a los hogares y a las empresas.
Lo que más preocupa es que las alertas estarían relacionadas con la intención del Gobierno de preparar a los consumidores para nuevos aumentos de las tarifas de la energía eléctrica, ya que el ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, asegura que no habrá racionamiento, excepto que la actual temporada de sequía se prolongue más allá de abril. «Ya se están registrando lluvias en varias regiones del país y esperamos que la situación empiece a mejorar», dijo del funcionario a los medios de comunicación.
Los analistas aseguran que si se llegara al extremo del racionamiento, esta situación tendrá consecuencias sobre el crecimiento económico y el empleo, ya que habrá un nuevo factor de desaceleración económica.
Lo que la gente se pregunta es, por qué subieron tanto las tarifas el año pasado, si los embalses estuvieron por encima del 70%, incluso el país registró niveles históricos de lluvias. La respuesta de las empresas del sector es que se estaban preparando para hacerle frente a El Niño. Ahora que la sequía ha impactado el nivel de los embalses, amenazan con un apagón y piden que el Gobierno, a través de la Comisión de Regulación de Energía y Gas, apruebe aumento de tarifas.
Aunque técnicamente existan razones para que las autoridades energéticas expliquen las causas de lo que está pasando, los consumidores sienten que las cuentas de generadoras, comercializadoras y transportadores de energía eléctrica no son lo suficientemente claras, y que, en este caso, hay un sesgo en favor de los empresarios del sector.
Por ahora, lo único que les queda a los hogares y a las empresas colombianas es seguir pagando cara la energía y esperar que no se nos vaya la luz, como dice el título de la novela de Fernando Soto Aparicio: Mientras Llueve.