Son muchos los gatos y los perros que permanecen en establecimientos comerciales de artículos para mascotas o en hogares de paso montados por personas caritativas, a la espera de que alguien los adopte. La esperanza de los defensores de las mascotas es que los millennials son una generación fanática de los animales, y cada vez habrá más personas que se los lleven. El problema es que a estos jóvenes les gusta vivir con sus papás y ellos no están dispuestos a cuidarlos. Gato que ladra… es perro, y perro que aruña…es gato.