Los jóvenes no quieren irse de la casa. Prefieren vivir con sus padres hasta más allá de los 30 o 40 años de edad. Saben que sus papás pertenecen a una generación responsable, trabajadora y, lo mejor, sobreprotectora, que está de acuerdo con que sus hijos, hombres o mujeres, sigan viviendo con ellos, convirtiendo el ‘hotel mama’ en una moda.
Aunque este fenómeno familiar se presenta en todo el mundo, el último estudio realizado por el Dane les daría la razón a las abuelitas colombianas, que en otras épocas calificarían de ‘conchudos’ a los jóvenes de hoy.
Una investigación del Dane revela que hasta hace poco, el 44% de los jóvenes colombianos vivían con sus padres, mientras que en Europa y Estados unidos esta situación se registra con el 30% de los hogares que tienen hijos adultos sin ‘destetar’.
Las razones de la permanencia de los millennials en sus casas paternas son más o menos las mismas en todas partes del mundo.
La dificultad para conseguir empleo es una de las principales causas de la extensión de la vida en familia, al igual que la decisión de los jóvenes de abstenerse de tener hijos y de conservar la soltería como la forma de vida perfecta. En esta decisión también juegan un papel clave los padres, quienes con su actitud protectora, prefieren que sus hijos no se vayan de la casa, incluso argumentando incluso riesgos de inseguridad.
Este fenómeno tiene otra arista. Una buena porción de los jóvenes que se independizan de sus padres y se van a vivir solos o con una pareja, regresan separados y decididos a rehacer su vida en el ‘hotel mama’.