Un total de 25 gremios empresariales e industriales de las Américas, dedicados a la producción y procesamiento de azúcar, alcohol, maíz, sorgo, soja, aceite vegetal y granos, entre otros productos del sector agrario conformaron la ‘Coalición Panamericana de Biocombustibles Líquidos (CPBIO)’.
El objetivo es coordinar la elaboración, promoción y consumo de estas energías limpias en el hemisferio, y fue uno de los resultados de las sesiones de la Cumbre Panamericana de Biocombustibles Líquidos, realizada recientemente en la sede del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en San José (Costa Rica).
Por Colombia participó la Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia (Fedecombustibles), cuya presidenta, Carolina Rojas indicó que la Coalición permite tener una instancia donde pueden unirse las puntas entre los actores públicos y privados (nacionales y regionales) y el sector agropecuario. “Estamos seguros de que esta permitirá avanzar en diferentes temas comunes para la región, el intercambio de experiencias, de buenas prácticas, de tecnología y de las condiciones habilitantes, así como de los retos de la agroindustria de los biocombustibles en las diferentes jurisdicciones”, señaló la dirigente gremial.
Por su parte, Manuel Otero, Director General del IICA, señaló que “América es una región donde se produce gran cantidad de bioenergía y biocombustibles con sostenibilidad; sin embargo, estas iniciativas no están formalizadas ni institucionalizadas, lo que impide que la información se divulgue de manera fluida y asertiva”.
La declaración de la CPBIO plantea que la crisis climática es cada vez más preocupante pero aún hay tiempo para evitar catástrofes mayores, siendo los biocombustibles, en especial los líquidos, factor clave para la descarbonización del transporte.
En criterio de la coalición, los biocombustibles mejoran la calidad del aire y la salud de la población, y contribuyen al desarrollo de la agricultura y la economía, pues su elaboración diversifica la oferta productiva, agrega valor, protege los suelos mediante la rotación de cultivos, crea empleos sostenibles y asegura un flujo de demanda estable en el tiempo para los agricultores.