El presidente Gustavo Petro se está saliendo con uno de sus grandes cometidos: acabar con las Empresas Promotoras de Salud (EPS). A los trancazos, la reforma a la salud dio el primer paso en el Congreso, en un hecho que significa la desaparición de estas organizaciones privadas, que fueron ‘sentenciadas a muerte’ por el mandatario, desde cuando era candidato.
En efecto, la Cámara de Representantes aprobó 133 artículos, y eliminó 10 del proyecto original, incluyendo dos de lo que habían generado mucha polémica. El texto, que ahora pasa al Senado no incluye el artículo que les daba poder a los alcaldes y a los gobernadores para nombrar a los directores de los hospitales y las clínicas públicas. Tampoco pasó el punto relacionado con la capitalización de la EPS pública, Nueva EPS. Si el proyecto es aprobado, la reforma entraría en vigencia plena en 2025.
El avance del proyecto tiene sorprendidos a los congresistas opositores y a los críticos de la iniciativa, que desde el momento en que fue radicado han expresado su rechazo. Incluso, lo que más llama la atención es que todos los días los directores de los partidos y movimientos políticos y sus bancadas del Congreso desfilan por los medios de comunicación expresando su desacuerdo con el texto, pero el Gobierno logró el respaldo mayoritario a la hora de la votación. Quedó la sensación de que una cosa es lo que los congresistas dicen en público y otra lo que hacen al interior del Legislativo
A pesar de la polémica nacional desatada por la reforma, el Gobierno es optimista sobre la posibilidad de lograr el apoyo suficiente para sacar adelante la ley, que ahora pasa al Senado para los dos últimos debates, en comisiones y Plenaria.
Si la iniciativa no se aprueba, el presidente Gustavo Petro anunció que la volverá a presentar cuantas veces sea necesario. Así mismo, algunos expertos creen que el Gobierno tiene la posibilidad de aplicar parte de la reforma a través de decretos, en aspectos que no requieren de la aprobación del Congreso de la República.
También hay quienes sostienen que aunque el proyecto del Gobierno sea aprobado, este se caerá en la Corte constitucional, ya que debió ser presentado como Ley Estatutaria y no como Ley Ordinaria.
Sea lo que sea, hasta este momento, el partido lo va ganando el Gobierno, pero las cosas pueden cambiar en lo que resta del debate. El segundo tiempo del proyecto se jugará en el Senado y, según los expertos, allí el debate será a otro precio, y con altas probabilidades de enfrentar serias dificultades para su aprobación.