Revuelo turístico por mariposas en el corazón petrolero de La Tribuna, en Neiva

La Tribuna es un área de conservación de 252 hectáreas, ubicada a 40 minutos de Neiva y que hasta 1994 estaba destinada a la ganadería; además es una de las pocas áreas colombianas de bosque seco tropical, uno de los ecosistemas más desconocidos y a la vez más afectados por la actividad humana. Sin embargo, el análisis de tres zonas: bosque conservado, vegetación arbustal y herbazal, evidenció que allí existe una amplia diversidad de estos vistosos insectos, a pesar de que habitan muy cerca de pozos petroleros.

La primera y nueva colección de mariposas, Lepidoptera: Papilionoidea, obtenida en la Ecorreserva La Tribuna, conformada por 198 especies, servirá para monitorear a largo plazo su abundancia o escasez, lo que permitirá conocer la “salud” de este ecosistema.

Las familias Nymphalidae y Hesperiidae representan el 66,5 % de la riqueza de la zona, y especies abundantes dentro de ellas –como Nica flavillaHamadryas amphinome y Gorgythion begga– se pueden considerar como “guerreras” porque tienen una amplia distribución y no necesitan ambientes tan conservados.

La investigadora Alejandra Rendón Ramírez, magíster en Ciencias – Entomología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, señala que “también constatamos que las coberturas de bosque conservado (La Tribuna) y vegetación secundaria de tipo arbustal (Chaparral) albergan la mayor diversidad taxonómica y genética, mientras que la zona tipo herbazal (San Francisco), destinada a la explotación de hidrocarburos, registra menor diversidad, esto probablemente porque hay menos plantas nutricias disponibles, presencia de maquinaria, luces y otros factores que limitan su permanencia”.

Un bosque desconocido

El bosque seco tropical, que se halla en tierras bajas –como los valles interandinos del río Cauca y el Magdalena– y que es propenso a lluvias, cubrió en Colombia cerca de 9 millones de hectáreas, de las cuales, según el Instituto Alexander von Humboldt, solo queda un 8 %, es decir un poco más de 700.000 hectáreas.

Se trata de uno de los ecosistemas más amenazados del país por actividades como la ganadería, la agricultura, la minería, el turismo y el crecimiento urbano. “Hay pequeños ‘parches sobrevivientes’ o relictos en el Caribe, la Orinoquia y en el Huila, en la Ecorreserva La Tribuna”, menciona la magíster.

Hasta 1994, antes de convertirse en ecorreserva, La Tribuna fue un terreno destinado a la ganadería; a partir de 2012 se ha regenerado de forma natural, y aunque se ha poblado nuevamente con vegetación y organismos asociados, sigue habiendo un agravante: es un sitio en el que se hace extracción petrolera.

“De la biodiversidad en la Ecorreserva se conocía muy poco. Con este trabajo de investigación aportamos a la identificación y el registro de las mariposas que habitan la zona y dimos algunas luces referentes al impacto que tiene una actividad extractivista como esta”, señala la investigadora.

Tras la búsqueda de mariposas

Para capturar las mariposas –trabajo que se realizó durante ocho meses con ayuda de habitantes de la zona– se ubicaron trampas Van Someren-Rydon –que utilizan cebos como fruta fermentada y pescado en descomposición– y se utilizaron jamas, o redes entomológicas.

También se recolectaron larvas manualmente para documentar observaciones biológicas y asociar inmaduros con su estado adulto.

Así, se reunió una colección de 2.370 individuos –pertenecientes a 142 géneros y 198 especies–, todos ellos previamente registrados para el país. El hallazgo fue grato teniendo en cuenta que, comparativamente, el relicto de la ecorreserva sería uno de los que tendría mayor biodiversidad de mariposas.

Así mismo, se presentaron por primera vez: 13 especies de la familia Hesperiidae, 11 de la familia Nymphalidae, 6 de la familia Riodinidae, y 1 de la familia Papilionidae, asociadas con este tipo de ecosistemas en Colombia. Por ejemplo, hespéridos como Microceris dulcinea y Hyalothyrus neleus, o ninfálidos como Dynamine arene y Taygetis larua, que en la literatura no se habían asociado con el bosque seco tropical, fueron relacionadas en esta investigación.

“La tesis también incluyó la secuenciación de ADN de estos individuos, es decir, el registro de su ‘código de barras’, información con la que se nutren bases de datos nacionales e internacionales. Para esto, a cada mariposa se le extrajeron una o dos patas y estas muestras se enviaron a Canadá para su procesamiento. Así obtuvimos 1.693 secuencias que se registraron en la base de datos pública BOLDSystems, lo que aumenta en un 70,25 % las secuencias disponibles de mariposas para Colombia”, añade la magíster.

La colección establecida servirá como línea base de biodiversidad para que, en unos 5 o 10 años, se evalúe de nuevo la presencia de estas especies, de manera que se confirme si aumentan, se mantienen o disminuyen.

“Trabajamos muy de la mano con la comunidad. María Yuri Cabrera fue mi mano derecha en todo momento. Además, a todos ellos les quedó una cartilla con la información de las mariposas para que las identifiquen y velen por su conservación, esto en el marco del convenio Fibras (de Ecopetrol y el Instituto Alexander von Humboldt) y la convocatoria pública que lanzaron para participar de dicho convenio”, concluye la investigadora Rendón.