La junta directiva del Banco de República hizo lo que tenía que hacer. Dejó quieta su tasa de interés en 13,25%, como mecanismo para frenar la demanda y presionar la baja de la inflación.
La decisión no sorprendió a nadie, pues aunque el Ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, anunció que iba a proponer un recorte gradual de la tasa de referencia (0,25 puntos porcentuales), estaba cantado que eso no sucedería porque la inflación no ha disminuido en la proporción que se requiere, para entrar en una fase de reducción de tasas, que permita darle un respiro a la economía.
La extensión, por quinto mes consecutivo, del congelamiento de las tasas de interés, constituye una mala señal sobre el desempeño de la inflación en septiembre, cuyo resultado será revelado por el Dane en una semana. En efecto, si los codirectores del Emisor se abstuvieron de subir la tasa de referencia, es porque seguramente tienen información en el sentido de que los precios no cedieron en septiembre, o lo hicieron levemente.
Uno de los factores que llamó la atención en agosto pasado, fue el comportamiento de los precios de los alimentos, los cuales volvieron a repuntar, debido a que las cosechas recolectadas en esta época no fueron suficientes para provocar una caída de las cotizaciones y un alivio en el bolsillo de los consumidores.
La menor oferta de productos agropecuarios es resultado de la caída del PIB del sector, que en el segundo trimestre, según el Dane, se ubicó por debajo de -1%. Eso significa que si no se sembró lo suficiente tampoco se recogió lo suficiente, y los precios no bajan en la proporción que se requiere.
Sea como sea, la decisión del Banco de la República es responsable, y en eso coinciden la mayoría de los analistas de los diferentes centros de estudios de investigaciones económicas del país.
«La mayoría de la Junta consideró que, con la información disponible, no es prudente iniciar un proceso de reducción de las tasas de interés, cuya sostenibilidad en el tiempo enfrentaría riesgos importantes», dijo el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar.