Un accidente afortunado fue definitivo para que, en 1914, el alemán Ernesto Schmidt Trudel se instalara en Colombia y trajera consigo la ciencia de la óptica al país. Desde entonces sus innovaciones en el campo han sido relevantes: la maquinaria para la construcción de anteojos, los lentes de contactos y la ortóptica, entre muchas otras.
Aunque la Bogotá en la primera década del siglo XX era todavía un pequeño municipio con un poco más de 100.000 habitantes, algunos privilegios empezaban a aparecer. Por ejemplo, un sistema de acueducto municipal, tranvías eléctricos que circulaban por las calles y teatros espléndidos que por primera vez proyectaban la ópera y el cine internacional que llegaban de Europa y Estados Unidos.
Lo que definitivamente no había eran ópticas ni servicios de optometría. Los anteojos se formulaban de manera empírica en farmacias y boticas, en especial a personas con presbicia, un defecto que impide que se pueda enfocar objetos a corta distancia.
Sería en el año 1912 cuando un joven aventurero alemán, Ernesto Schmidt Trudel, llegó por accidente a Colombia —mientras huía de la Gran Guerra, su barco se varó en Barranquilla y la reparación duró varios meses—y, tras ser contratado en la sección óptica de Casa Pelke en Bogotá, entendió que en el país no existía ningún concomiendo en la materia.
En 1913 decidió viajar a Estados Unidos para estudiar Óptica y Optometría y aprendió a manejar las novedosas maquinarias que, para entonces, lanzaban al mercado prestigiosas marcas como la American Optical Company.
A su regreso a Colombia en 1914, fundó, en compañía de los hermanos Guillermo y Walter Wilhelm, la Óptica Alemana, la primera gran óptica del país, que pronto tendría sucursales en Bogotá, Barranquilla y Cali.
Durante años, Schmidt fue uno de los pocos optómetras especializados en Colombia. Instaló un laboratorio de mecánica óptica de optometría y venta de anteojos, que también distribuía todo tipo de productos alemanes de ingeniería. Entre sus ingeniosas campañas de mercadeo, con anuncios en los principales periódicos del país, invitaba a los clientes a prepararse para ver la ópera, hacer pruebas de lectura con los mismos avisos y anunciaba la llegada de “ojos artificiales” desde Alemania.
La delantera en materia de optometría y óptica no se detuvo allí. Dentro de las innovaciones mundiales que llegaron a Colombia por cuenta de Schmidt, y posteriormente de sus hijos Ernesto Wolfgang y Helmuth, están los lentes de contacto y la Ortóptica, una rama de la optometría moderna que se enfoca en la musculatura ocular.
También estuvieron vinculados a causas importantes para la profesión, como la fundación de la Federación Colombiana de Optómetras Graduados (FEDOPTO), la aprobación de la ley que regula el ejercicio de la optometría en el país y la creación del programa de Optometría de la Universidad de la Salle en Colombia, el primero que tuvo el país.
La Óptica Alemana también ha sido la óptica que por años ha tendido a grandes personalidades del país, como Fernando González Pacheco, Lucho Bermúdez, Alfonso López Michelsen, Jaime Garzón, Vladdo, Juan Gustavo Cobo Borda, Benjamín Villegas, entre muchos otros.