Según un estudio de Promigas, aunque en el país hay 42,1 millones de personas por fuera de la pobreza energética, aún quedan 9,6 millones de ciudadanos en esta situación.
La pobreza energética incluye aspectos como la falta de acceso al suministro de energía, o es de mala calidad, lo que a su vez impide el acceso a bienes públicos que requieren de la energía eléctrica para su operación. De la misma manera, los hogares que no disponen del servicio, no pueden usar estufas que funcionen con este de este energético, tampoco acceden a electrodomésticos ni dispositivos de telecomunicaciones, entre otras comodidades que generan calidad de vida familiar.
La población colombiana que se encuentra en condición de pobreza energética registra las siguientes cifras:
- El 8 % no tiene energía eléctrica
- El 61,8 % vive en municipios con mala calidad de este servicio
- El 47,4 % cocina con leña, carbón y desechos
- El 9,7 % de la población colombiana que aún cocina con leña.
- Casi la mitad de los habitantes de municipios remotos, el 47,9 %, se ubican en esta situación.
- Solo el 4,3 % de las personas en grandes centros urbanos son pobres energéticos.
El índice, que fue desarrollado por Promigas y su Fundación e Inclusión SAS, y discutido con expertos del sector, se estructuró bajo un enfoque amplio de bienestar que involucra cuatro dimensiones:
- Acceso y calidad de la energía.
- Vivienda funcional y liberadora de tiempo.
- Aprender y comunicarse.
- Territorio equipado para el bienestar.
Según el presidente de Promigas, Juan Manuel Rojas, “hace 60 años, la mayoría de los colombianos no tenía acceso ni a electricidad ni a una fuente de energía adecuada para cocinar. En la actualidad, la mayoría de los hogares cuentan con estos servicios»