Todo indica que la inflación en Colombia está siendo aprovechada por alguien para aumentar sus ganancias o recuperar sus ingresos, a costa del bolsillo de los consumidores.
No está claro por qué los precios de los productos de la canasta familiar no bajan en la misma proporción que los costos de producción de las empresas, como lo confirman los siguientes datos del Índice de Precios al Productor (IPP) que elabora mensualmente el Dane, y que en lo que va corrido del 2023 registra las siguientes cifras: 7,36%, en marzo; 3,86%, en abril; -1,43%, en mayo; en junio, -3,65; en julio, -6,55% y, en agosto, -3,03%).
Algún economista y experto en modelos estadísticos puede decir que los menores costos de producción no se transfieren de inmediato a los consumidores, porque técnicamente existe un rezago que se genera debido a que la industria y el comercio disponen de inventarios adquiridos a mayor precio, y por eso no es posible disminuir el valor de venta al público de manera inmediata. Sin embargo, cualquier persona se preguntará: ¿es cierto que pasados cuatro meses, los comerciantes aún tengan existencias en sus bodegas?
En materia de mercado, eso que dicen los expertos sobre el rezago es verídico, pero también es cierto que, en este caso, estamos hablando de cuatro meses consecutivos en que los costos de producción son negativos, es decir, que no solamente disminuyeron, sino que fueron inferiores a la misma cifra de un mes atrás. Eso significa que ha habido caídas en lo que cuesta producir un artículo.
No se puede afirmar que la inflación actual también está cayendo, sino que se está desacelerando. En efecto, lo que realmente está sucediendo es que los precios están subiendo mensualmente a menor ritmo que hasta marzo de este año. Lo que es verdad es que, a partir de abril pasado, los precios comenzaron a subir menos (marzo, 13,34%; abril, 12,82%; junio, 12,13%; julio, 11,78% y, agosto 11,43%).
Qué son los costos de producción
Los costos de producción de una empresa son determinados por las siguientes variables: inversión de capital, equipos y materia primas, y mano de obra.
Al evaluar estos factores en encuentra que la inversión de capital sí está siendo afectada por las altas tasas de interés, ya que los empresarios deben acudir a endeudamiento para capital de trabajo, y en las actuales circunstancias, ahora les sale más costoso pagar un crédito que lo que pasaba un año atrás. Esto significa que subir las tasas de interés, en mi opinión, tiene un impacto contradictorio, porque a pesar de que se usa como herramienta para desacelerar la demanda y frena la inflación, al mismo tiempo encarece los costos de producción por la vía del costo del capital invertido, lo que finalmente se presiona al alza los precios del producto finales.
En lo que tiene que ver con equipos y materias primas, el panorama actual también es favorable para las empresas, porque estas dos variables son intensivas en componente importado y, con la caída del dólar (revaluación del peso), a los productores les está saliendo más barato traer equipos, tecnología y materias primas del exterior
Finalmente, en mano de obra, el aumento de 16% en el salario mínimo del 2023, efectivamente tiene un peso alto en los costos, pero estos se difieren en los 12 meses del año, y ese impacto ya fue incorporado por las empresas en los costos de producción en el primer semestre.
Algunos analistas aseguran que un factor que ha incidido para que los precios de los productos finales no bajen en la misma proporción que disminuyen los costos de producción es la incertidumbre generada por temas que estresan al sector productivo, tales como la reforma laboral y pensional, y la inseguridad jurídica agropecuaria, por los anuncios de expropiación express, por parte del Gobierno.
En conclusión, de nuevo, el consumidor paga los platos rotos que deja el tire y afloje entre la industria, el comercio, el Gobierno, entidades financieras, analistas y el Banco de la República, en materia de control de la inflación. Alguien, industriales, distribuidores, comercializadores finales o todos los anteriores, cada uno con una porción, se están quedando con la mayor diferencia entre lo que hoy cuesta producir un artículo y el precio al público.