Los consumidores ya no buscan productos y servicios ‘buenos, bonitos y baratos’, sino ‘cerca, baratos y rápido’. Las expectativas económicas de los dos países en 2024, son positivas.
La incertidumbre no es un problema exclusivo de los empresarios, sino de los consumidores. Así lo señalaron, Camilo Herrera y Sebastián Téllez, de la firma Raddar, en una conferencia virtual sobre el Comportamiento del consumo de los hogares de Colombia y Ecuador, organizada por la Cámara de Comercio Colombo-Ecuatoriana.
Herrera dijo que la falta de señales claras es de tal magnitud que a los analistas económicos se les hace cada vez más difícil acertar en sus previsiones. En su opinión, esta falta de certeza se refleja en el comportamiento del consumo tanto en Ecuador como en Colombia.
«No hay que olvidar que ya no estamos ante consumidores que buscan algo ‘bueno, bonito y barato’, sino ‘cerca, barato y rápido’. Según Herrera, después de la pandemia, las personas cambiaron sus formas de comprar. «Ahora todo lo adquieren a través de canales digitales, desde sus teléfonos móviles al tiempo que dejaron atrás el sedentarismo y se volvieron nómadas «.
Dijo que, con base en las cifras disponibles y el comportamiento de los ciclos económicos, es posible predecir que el 2024 sea un año de recuperación para la economía colombiana (1,9%) y de estabilidad para Ecuador (2,7%). Agregó que ese mismo comportamiento se registraría en el consumo de los hogares el año entrante.
Por su parte, Téllez, director de investigaciones de Raddar, aseguró que el comportamiento del consumo en Colombia seguirá dependiendo del crecimiento económico, la inflación, las tasas de interés y las remesas. Señaló que estas variables registran perspectivas positivas, es decir, mejora del PIB, reducción de inflación y tasas, así como la continuidad en el ritmo de crecimiento de los giros que los colombianos hacen desde el exterior.
Respecto al panorama económico de los dos países, Herrera y Téllez dijeron que la dinámica de crecimiento ha estado marcada por la evolución del PIB global, así como por las decisiones de política monetaria de los bancos centrales, basadas en aumento de tasas de interés, con el objetivo de frenar la inflación. Este fenómeno es más evidente en Colombia, donde la inflación anual y la tasa de referencia del Banco de la República a julio, se mantienen en dos dígitos, 11,78% y 13,25%, respectivamente. Según los analistas, las economías de los dos países, al igual que el consumo y la demanda de los hogares tienen comportamientos similares a los de la región y el mundo.
Adicionalmente, el fundador de Raddar, dijo que la pandemia del Covid 19 le dejó al mundo una herencia convertida en inflación. La crisis sanitaria desapareció, pero se tradujo después en el detonante de alzas y de los problemas que hoy aquejan a las economías del planeta. El aumento de los costos fue del 20%, en promedio en el mundo, porque todas las empresas trasladaron esos costos a precios. “Esto rompió la economía global, y luego se produjo un ajuste, con altas tasas de interés y de inflación”. De acuerdo con Herrera, la oferta del sector productivo creció, pero la demanda lo hizo a un ritmo mayor, lo que condujo a la inflación y, ante ese hecho, los bancos centrales subieron las tasas y eso desencadenó en mayores costos de endeudamiento.
“Todo esto generó cambios en el comportamiento del consumo representados en tik tok, donde la gente puede ver un video de 10 o 15 segundos y tomar decisiones de compra”, dijo Herrera.
El 2023, ha sido un año en el que la economía se nivela contrayendo el gasto, se desacelera el crecimiento y consumidor tiene nuevos momentos de consumo que la industria no está en capacidad de atender o suministrar. Entonces, la inflación se disparó y fue necesario tomar medidas para frenar la demanda, pero como la ortodoxia económica lo dice, el remedio más afectivo es el incremento de las tasas de interés.
Para los hogares, los nuevos momentos de consumo están limitados por el alto precio de los productos y el costo del endeudamiento, ya que esto afecta de manera directa la capacidad adquisitiva de las personas. Vale la pena recordar que, en Colombia, el gasto de los hogares representa el 75% del PIB, mientras que en Ecuador se ubica en 68%. Así mismo, los colombianos destinan el 31% de sus ingresos a la compra de alimentos, a vivienda 17%, y a transporte 14%. Por su parte, en Ecuador, la vivienda pesa menos que en Colombia, mientras que el transporte tiene una participación superior y le siguen bienes y servicios y aseo personal.
Más cifras de Ecuador
El gasto público de Ecuador se contrajo en el último año debido a los problemas políticos internos. De esa manera el peso del crecimiento del PIB está en cabeza de la demanda de los hogares.
Las exportaciones y las importaciones están cayendo. Es más, los empresarios locales son los que mantienen las cifras de exportación, con el rubro de productos no tradicionales.
Las importaciones se concentran en materias primas para la industria, combustibles y lubricantes, bienes de consumo y de capital. Esta caída se debe a combustibles y lubricantes, pero lo que más preocupa es el descenso en bienes de capital.
Ecuador está aumentando su nivel de riesgo país frente al mundo, ocasionado primordialmente por la situación política interna. A ello se suma el hecho de que las reservas internacionales se están reduciendo. Según Raddar, este ambiente se mantendrá mientras se define quién será el nuevo presidente de ese país.
La tasa de desempleo de Ecuador se ha reducido considerablemente y se aprecia un crecimiento del empleo formal. El incremento del salario mínimo es superior a la inflación, lo que ha aumentado la capacidad de compra de los consumidores. Igualmente, hay un crecimiento del 5% en las remesas y la confianza del consumidor se mantiene estable, pero aún no sale del rango de pesimismo, es decir, que continúa siendo inferior al 50%.
¿En qué están gastando su dinero los ecuatorianos? En vestuario (7%), transporte (2%), comunicaciones (4,48%), vivienda y construcción (4,21%) y Agricultura (4,12%). Además, de acuerdo con Raddar, están tomando una dinámica del gasto muy particular: de cada 100 dólares que se gasta una persona al mes, 23 los destinan a alimentos y bebidas alcohólicas, 15% a transporte, 10% a servicios del agro, 8% a combustibles y 8% a restaurantes y hoteles.
Más cifras de Colombia
El gasto de los hogares crece 0,13%, lo que en opinión de Raddar, es una cifra muy baja. El mayor gasto en Colombia proviene de los servicios, en tanto que la compra de bienes durables y semidurables se está contrayendo, debido a las altas tasas de interés, que afectan la demanda de crédito.
La inflación es el aspecto más complejo de la economía colombiana hasta el punto de que el país tiene el nivel más alto de la región y, aunque ha empezado a ceder terreno, lo está haciendo de manera lenta. Los precios de alimentos son los que más han bajado, pero siguen siendo altos. Los servicios regulados, como gasolina, arriendos y servicios públicos se han convertido en otro factor de presión inflacionaria difícil de controlar.
Una señal positiva es que los costos de producción de las empresas colombianas continúan bajando (-23,03% anual a agosto) en una clara proporción favorable frente a los precios al consumidor. También es positiva la reducción del desempleo, que en los últimos dos meses regresó a cifras de un dígito (93,% en junio y 9,6% en julio). Asu vez, Colombia reporta una disminución del empleo informal, al ubicarse en julio pasado en 55%, mientras que a comienzos de año rondaba el 58%.
El 2024 se ve mejor
Las proyecciones también están impactadas por la incertidumbre. Por eso, organismos como el Banco Mundial han empezado a hacer pronósticos condicionales como: “hacia dónde iría la economía mundial”. En opinión de Herrera, la volatilidad de las cifras y la falta de certeza, son las razones por las que los pronósticos se tienen que corregir con mayor frecuencia.
Aunque el 2024 pinta mejor para las dos economías, todo indica que pueden verse afectadas en los próximos meses por el fenómeno de El Niño, cuya probabilidad de ocurrencia es del 90% en ambas naciones. Las implicaciones se sentirán en los precios de los alimentos y de las tarifas de la energía, ya que el 67% de la generación de energía en Colombia es hidráulica y en Ecuador el 62%.
Otro factor importante parta el próximo año es la evolución de la confianza de los consumidores, la cual sigue siendo negativa en ambas naciones, hasta el punto de que se ubican en niveles considerados como pesimistas, y eso puede frenar la demanda y la reactivación.
En concepto de Sebastián Téllez, la tasa de desempleo (3,7%) en Ecuador es una señal positiva para los consumidores, pues en la medida en que la gente genera ingresos, la demanda y el gasto aumentan, especialmente en rubros como alimentos, comidas fuera del hogar, entretenimiento y bienes durables.
Con una inflación anual de 2,89%, a junio pasado, Ecuador tiene una de las cifras más bajas de América Latina, mientras que Colombia, con 11,78% en julio, no ha podido reducir los precios en la proporción que se requiere, debido al incremento de los precios de la gasolina, los alimentos y los costos laborales.
En conclusión, el rumbo de las economías de Colombia y Ecuador seguirá dependiendo de la demanda de los hogares y de la manera como la oferta se adapte a los nuevos momentos del consumo, influenciados por la capacidad adquisitiva de las personas y por la transformación digital.