Algunos taxistas ya están pensando en tanquear su carro con gasolina subsidiada, y luego venderla a un particular un poco más barata. Después vuelven a provisionar a precio de combustible para taxi.
La cultura de la trampa podría echar por tierra la posibilidad de subsidiar los precios de la gasolina para los taxis en Colombia, como mecanismo para mitigar el impacto de los incrementos de precios del combustible, y evitar que se encarezca la prestación de este servicio público, sin afectar a los ciudadanos que hacen uso de esta modalidad de transporte.
La dificultad radica en que el anuncio del ministro de Transporte, William Camargo, aunque pareciera la decisión más lógica, puede convertirse en un foco de corrupción, ya que los taxistas podrían tanquear su carro con gasolina subsidiada, y luego venderla a un particular un poco más barata, y después vuelven a provisionar combustible subsidiado. Así lo puede hacer varias cuantas veces tenga a quién venderle la gasolina. Mejor dicho, «hecha la ley, hecha la trampa».
El Problema es que no existe un mecanismo que permita controlar la multiplicidad de provisionamiento de gasolina por parte de los taxis, para impedir que el combustible se convierta en un nuevo negocio, y se abuse del beneficio de la tarifa diferencial.
Expertos en el tema aseguran que este mecanismo solo puede operar si existe una plataforma tecnológica que controle el volumen de gasolina subsidiada usada por los taxistas.
Por su parte, los distribuidores, es decir, los propietarios de las más de 5.000 estaciones de gasolina que hay en el país, tampoco tienen claro cómo podría aplicarse la tarifa diferencial, sin que se mantenga el riesgo de desviación de los beneficios que se pretende asignar únicamente al servicio público de taxis.
Mientras se encuentra una solución, los taxistas insisten en que están trabajando a pérdidas porque la gasolina ha subido este año más de 30%, y las tarifas no han sido incrementadas en la misma proporción., Por su parte, el Gobierno busca evitar que las alzas de los precios del combustible incentiven la inflación, la cual aún se encuentra en niveles altos.