Hay comidas que son muy ricas, pero es clave conocer su origen y cómo las preparan. Y es que en materia de alimentos, los colombianos no solo han mejorado su paladar, sino su exigencia sobre la calidad, el origen de los ingredientes y su preparación.
Sin embargo, el tema no es nuevo. Por el contrario, es como volver al pasado. Expertos en gastronomía aseguran que hace algún tiempo, la mayoría de las personas cosechaban sus propias verduras y compraban carne de una granja local, porque querían conocer de primera mano la trazabilidad de los productos y tener plena confianza en el origen de los alimentos que consumían.
Pero poco a poco, con la cultura del consumismo y la falta de tiempo, la gente optó por comprar todo listo para su consumo. Es más, con la expansión de las cadenas de alimentos y con un acceso más fácil a los ingredientes y a comidas preparadas, la información de los productos y las normas de seguridad juegan un rol mayor en la producción actual.
Según Infor, líder global de software empresarial en la nube especializado por industria, en la última década se han visto innumerables iniciativas para introducir alimentos más saludables producidos industrialmente, como bebidas sin azúcar y alimentos listos para comer con menos sal. Las regulaciones en muchos países han redactado leyes para realizar estos cambios y brindar mayor transparencia en el etiquetado de los alimentos especialmente en lo que respecta a tamaños, calorías, porcentajes diarios, azúcar agregada y mucho más.
En el caso de Colombia, a mediados del 2022 el Congreso de la República aprobó la Ley de etiquetado de alimentos para contrarrestar el dato entregado por la Fundación Colombiana de Obesidad, pues asegura que más del 60% de los colombianos tiene sobrepeso.
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En el pasado, crear la información para el etiquetado de los productos era fácil. Los proveedores brindaban las especificaciones y los procesadores de alimentos luego calculaban los valores nutricionales y listaban los alérgenos que debían imprimirse en el envoltorio del producto. Era sencillo si no se cambiaba de proveedor.
Actualmente el etiquetado de los productos es más desafiante, asegura Infor. Los consumidores demandan más información, no solo conocer el origen del producto y los contenidos de los alimentos sino como es la producción del alimento. ¿De qué país viene? ¿De cuál granja? ¿Cómo se trata a los animales? ¿Se usan pesticidas y antibióticos? ¿Cuán sustentable es la producción?
Según un reporte de NielsenIQ y la Asociación de la Industria de Alimentos revela que «la mayoría de los compradores consideran la transparencia como algo muy importante (72%). Como transparencia se define contar con información detallada como qué contiene el alimento y cómo se produjo”. Además, “casi al 69% de los compradores les gustaría contar con mayor información sobre los productos que compran para entender cómo pueden contribuir para un planeta mejor”.
No todos los consumidores pueden pagar un precio premium para los productos que tienen un origen transparente. Pero a medida que el recorrido ecológico sea cada vez más importante, mayor cantidad de consumidores y empresas de retail demandarán mayor transparencia.