El Dane reveló que la producción industrial cayó 6,4% en abril y las ventas del comercio disminuyeron 6,9% en el mismo mes, lo que confirma la desaceleración de la economía. Esta es una pésima noticia para el país. Este resultado es tan malo, que se asemeja al obtenido en algunos periodos del 2020, durante la pandemia.
Aunque, por lo general, los colombianos ven estos datos como simples cifras estadísticas, la realidad es que el impacto es directo sobre los hogares. Por lógica, si una empresa empieza a producir y vender menos, no requerirá la misma cantidad de empleados para mantener su negocio, y se verá en la obligación de despedir gente, para equilibrar gastos con ingresos y conservar una rentabilidad razonable y acorde a su inversión.
El problema más grave es que la caída de la producción industrial se presentó en 31 de los 39 sectores analizados por el Dane, entre ellos, algunos que son intensivos en mano de obra como las industrias automotriz, textilera y de artículos de viaje (maletines, morrales y bolsos).
Por su parte, los sectores que aumentaron la producción y las ventas den abril pasado fueron los productos de vidrio y aparatos eléctricos.
Los datos del Dane revelan que el comercio se vio afectado principalmente por la disminución de la demanda de automóviles y motos. Sin embargo, a los locales comerciales no les fue bien en sus ingresos por ventas de prendas de vestir, calzado y consumo de alimentos.
Aparte de lo sucedido en el cuarto mes del año, la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) reveló recientemente su encuesta de mayo, y los resultados no son nada halagadores. A pesar de ser el mes de la Madre, el 81% de los dueños de negocios dijeron que sus ventas permanecieron iguales o disminuyeron en comparación con el mismo periodo del año pasado. Esto se debe principalmente al alto nivel de las tasas de interés de las tarjetas de crédito, lo que hace que los consumidores moderen sus compras.
En conclusión, las cifras sobre el comportamiento de la industria y el comercio en Colombia, en abril, generan una perspectiva negativa para el empleo en lo que resta del presente año, o se convierten en una señal de que el número de trabajadores por cuenta propia podrían crecer en los próximos meses, ya que cuando alguien pierde su puesto de trabajo intenta montar un negocio. A algunos les va bien, pero a la mayoría no tanto o simplemente entran a engrosar las filas del desempleo.