El pasado 7 de junio se cumplieron los primeros 300 días del Gobierno del presidente Gustavo Petro. Aunque las opiniones están divididas frente a los resultados, las cifras de los principales indicadores no mienten, pues la realidad es que las expectativas sobre lo que viene para el país en el segundo semestre del presente año y el 2024 se mueven al vaivén de vientos cruzados de incertidumbre.
Pero las cifras no tienen discusión. En 10 meses, el balance económico de Petro es más agrio que dulce, aunque menos malo de lo que dicen sus opositores.
Por ejemplo, el indicador económico más importante para cualquier país, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), no favorece al Gobierno, pues mientras el año pasado la economía colombiana creció 7,5%, en el primer trimestre de este año apenas registró una cifra 3,0% y los pronósticos para todo el 2023 van desde 1,0% hasta un máximo de 2,1%, lo que evidencia una clara desaceleración frente a un año atrás. Sin embargo, este es un fenómeno mundial, que incluso se venía dando desde el gobierno anterior, pues en 2021 el PIB creció 10,62% y el año pasado fue de 7,5%.
Tampoco es positivo el incremento promedio de los precios de los combustibles y los servicios públicos, cuyas alzas superan el 20% en ambos rubros, pero igualmente la tendencia del incremento de estas tarifas venía dándose desde el Gobierno del presidente Iván Duque. Lo que sí es evidente es que Petro disparó el precio de la gasolina, combustible que sólo este año ha subido 27%.
La confianza del consumidor es uno de los temas más negativos de la economía de Petro, debido a un cúmulo de factores que van desde la incertidumbre por el cambio de Gobierno, la polémica desatada por los proyectos de reformas a la salud, laboral y pensiones, además de la iniciativas que vienen para el segundo semestre, que buscan un revolcón en servicios públicos y educación superior.
Por su parte, las exportaciones siguen en caída libre, debido principalmente al menor valor del dólar, y a la baja demanda registrada en el mercado internacional. En abril pasado disminuyeron 11,4%.
Entre tanto, el precio interno del café está cayendo, mientras que el petróleo apenas está empezando a dar señales de recuperación.
Pero no todo va mal, y hay una serie de aspectos que pintan mejor para lo que resta del presente año.
Por ejemplo, las cifras muestran que el desempleo ha venido bajando. En abril de 2023 se ubicó en 10,7%, mientras que un año atrás estaba en 11,2%. Sin embargo, en esta mejora ha habido una mayor incidencia del trabajo por cuenta propia, es decir, del rebusque.
El precio del dólar ha caído este año más de $600 y hoy viernes 9 de junio de 2023, está por debajo de $4.200. Aunque esta cifra no necesariamente es positiva para todos los sectores, la comparación la hago porque cuando inició el Gobierno de Petro el dólar empezó a subir, y los analistas dijeron que esto obedecía a la incertidumbre generada por la llegada al poder del primer político de izquierda en Colombia.
Algunos temas como la inflación y las tasas de interés tuvieron resultados muy negativos en los primeros 10 meses del Gobierno de Petro, pero es evidente que en lo que resta del presente año habrá un respiro en ambos indicadores. La inflación se ubicó en marzo pasado en 13,34% y en mayo bajó a 12,36%, mientras que la tasa de referencia del Banco de la Republica se encuentra en 13,25%, pero el gerente de esa entidad, Leonardo Villar, y el Ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, han insistido en que a partir de finales de junio, el país regresaría a una tendencia de reducción de los tipos de interés.
En conclusión, las cifras confirman que la economía colombiana no va tan bien como dice el presidente Petro, ni tal mal como dice la oposición.
Las dudas están en la incertidumbre que genera el posible impacto de las reformas económicas y sociales que cursan en el Congreso y las que vienen para el segundo semestre. También hay expectativas positivas y negativas en torno a los resultados de los diálogos para la paz total.
Finalmente, aunque los indicadores económico no son tan negativos como muchos creen, el problema del Gobierno de Petro no es lo que puede pasar con la economía durante su Gobierno, sino lo que viene para el país a partir del 2026, cuando entren en vigor varias sus reformas, cuyos costos estarán desfinanciados, y cuando empiecen a caer los ingresos que generan actividades como la petrolera y la minera.