Bancos, cadenas de supermercados y restaurantes desataron en los últimos días una oleada positiva de bajas de precios, como aporte a la lucha contra la inflación.
Lo han hecho por varias razones: porque sus costos de producción u operación han disminuido; porque buena parte de los productos o las materias primas, nacionales o importadas están más baratas que a comienzos de año; por que el precio del dólar ha bajado casi $500 en los últimos 6 meses; o porque consideran que pueden reducir un poco su margen de utilidad, sin que ello implique trabajar a pérdida.
Sin embargo, los consumidores se están preguntando: Si el precio del dólar ha bajado casi $500 en el último semestre, ¿por qué no bajan los productos importados como los medicamentos y los celulares, entre otros?
Siete de cada 10 medicamentos que se comercializan en el país son importados y el 100% de los celulares también vienen del exterior.
En Colombia, los medicamentos tienen control de precios, y se regulan según la circular 03 de 2013. Estos se revisan anualmente, se publican en octubre y rigen a partir del 1 de enero del año siguiente. Además, deben garantizar que figuren entre los más bajos de 17 países. Sin embargo, en este momento avanza un proceso de modificación de la metodología. Esto explica porqué no bajan los celulares.
Mientras tanto, la explicación de las marcas de celulares no convence. Dicen por ejemplo que el salario mínimo fue incrementado 16% y que las tasas de interés están muy altas. Sin embargo, el salario mínimo subió para todos los sectores y no solamente para ellos. Las tasas de interés también están en descenso, según lo anunciado por los bancos. En realidad, lo que la gente pide es que reduzcan los precios proporcionalmente con el menor valor del dólar.
Los laboratorios y las compañías de celulares argumentan que sus costos de producción dependen no solamente de lo que sucede en Colombia sino a nivel internacional, y que esto impide hacer ajustes frecuentes de precios.
En conclusión, pese a las explicaciones de estos sectores, las cuentas indican que ellos sí podrían bajar los precios, sin que se afecte su rentabilidad. Lo justo sería que le trasladaran al consumidor la caída del dólar, como se la trasladan cuando el valor de la moneda estadounidense sube.