Colombia entró en la era del ‘Aplausópetro’. Todo gira alrededor del presidente de la República, Gustavo Petro. Los que lo aprueban y los que lo rechazan. Se trata de la política de la ‘mesa que más aplauda’.
Los hechos son evidentes. Colombia no está en época de elecciones, pero en los últimos ocho días, la Plaza de Bolívar de Bogotá ha tenido lleno total, en dos oportunidades, con manifestantes de sectores políticos ubicados ideológicamente en extremos opuestos. El pasado 26 de abril lo hicieron quienes rechazan a Petro y, este miércoles 1 de mayo, los seguidores del mandatario.
En la noche, los manifestantes cambiaron de turno en varias ciudades del país. En efecto, los opositores del Gobierno reemplazaron a los petristas con un ‘cacerolazo’ desde sus viviendas.
Según los reportes oficiales, en la marcha del Día del Trabajo no se reportaron disturbios ni hechos de violencia (excepto algunos mínimos casos aislados), comportamiento que también fue observado en la marcha realizada una semana atrás por quienes se oponen al actual Gobierno.
En ambos casos, la concentraciones de manifestantes fueron multitudinarias, pero se diferenciaron porque mientras en la del 26 de abril no hubo tarima ni discursos, sino arengas en contra el Jefe de Estado, por el contrario, a las protestas de este miércoles se unió incluso el propio Presidente de la República, quien aprovechó el momento para profundizar su lenguaje de polarización, y anunciar que Colombia cortará relaciones con Israel. Es más, calificó de genocida al primer Ministro de ese país, Benjamín Netanyahu.
En medio de una tensa calma, el país político profundiza la polarización, que afortunadamente sigue caminando sobre manifestaciones pacíficas.
Petro pidió apoyo a sus proyectos de reforma social, y aseguró que la constituyente que está proponiendo, no tiene como objetivo quedarse en el cargo.
En conclusión, por ahora, el partido entre opositores y seguidores del Gobierno, que comenzó a jugarse en las calles de todo el país, sigue empatado.