Bogotá, marzo 12 de 2025. Los trastornos del sueño son afecciones que alteran la calidad, la duración y la continuidad del descanso, afectando el bienestar físico y mental de quienes los padecen. Entre los más comunes se encuentran: el insomnio, caracterizado por la dificultad para conciliar o mantener el sueño; la apnea del sueño, una interrupción repetitiva de la respiración durante el descanso; el síndrome de piernas inquietas, que provoca una necesidad incontrolable de mover las extremidades, especialmente en reposo; y la narcolepsia, un trastorno neurológico que causa somnolencia extrema y episodios repentinos de sueño.
Estas condiciones pueden deteriorar la calidad de vida, causando fatiga persistente, irritabilidad y dificultades de concentración en las actividades diarias, además de aumentar el riesgo de complicaciones neurológicas, cardiovasculares y de salud mental, lo que hace esencial su diagnóstico y tratamiento oportuno.
A nivel mundial, el 76 % de las mujeres adultas presentan al menos un síntoma de algún trastorno del sueño, lo que indica una mayor predisposición a estos problemas en comparación con los hombres, según datos entregados por la revista Sleep Medicine. Por otro lado, en Colombia, el 59 % de la población padece algún trastorno del sueño y más del 40 % recurre a medicamentos para lograr un descanso reparador, según la Asociación Colombiana de Medicina del Sueño (ACMES).
Por ello, en el marco del Día Mundial del Sueño, que se conmemora cada 14 de marzo, la Coordinadora Médica de Compensar, Lina Monroy, comparte recomendaciones para identificar estos trastornos y fomentar una adecuada higiene del sueño.
“Dormir no siempre significa descansar. El sueño está compuesto por varias fases que deben completarse adecuadamente para ser verdaderamente reparador. Primero, ocurre la transición de la vigilia al sueño, seguida del sueño ligero, donde el ritmo cardíaco disminuye. Luego, se avanza hacia el sueño profundo, etapa clave para la recuperación del cuerpo. Finalmente, en la fase REM, la actividad cerebral se intensifica y se consolidan los recuerdos. Si alguna de estas fases se interrumpe, pueden aparecer problemas de concentración, fatiga y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la depresión, la hipertensión y la diabetes”, señaló.
Siguiendo a la experta, es importante prestar atención a ciertas señales de alerta que pueden indicar la presencia de un trastorno del sueño como despertares tempranos o la somnolencia diurna, y es clave considerar factores de riesgo como los antecedentes familiares de trastornos del sueño, la obesidad o las condiciones preexistentes que pueden aumentar la probabilidad de estas afecciones. También es importante reconocer signos como el agotamiento físico persistente, incluso después de una noche de descanso, y las dificultades para cumplir con responsabilidades sociales y familiares debido al cansancio.
Por otro lado, también comparte algunas prácticas clave para mejorar la calidad del sueño y evitar que estos trastornos afecten el bienestar:
- Crear un ambiente ideal para el descanso con una habitación ordenada, a una temperatura adecuada, con iluminación tenue y libre de ruidos.
- Reducir la exposición a pantallas antes de dormir y evitar el consumo de alimentos pesados en la noche.
- Mantener horarios regulares de sueño y dormir al menos 8 horas diarias.
- Realizar actividad física entre 30 y 90 minutos por día, al menos tres veces por semana.
- Mantener una dieta equilibrada, con un consumo adecuado de frutas y verduras.
- Fortalecer la red de apoyo para gestionar el estrés y mejorar el bienestar emocional.
- Evitar el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas.
Por último, es clave resaltar que, si bien adoptar hábitos saludables puede contribuir a mejorar la calidad del sueño, cada persona tiene necesidades y condiciones particulares que pueden influir en su descanso. Por ello, es fundamental prestar atención a las señales que podrían indicar un problema subyacente y no subestimar su impacto en la salud, a fin de prevenir complicaciones y promover el bienestar a largo plazo.