Acoplásticos, gremio que representa a las industrias de plástico, petroquímica, química básica, pinturas, caucho, tintas y fibras, expresó su preocupación por la aplicación del impuesto a los productos plásticos de un solo uso utilizados para envasar, embalar o empacar bienes, a tan solo dos semanas de cumplirse el plazo límite para la declaración y el pago de esta obligación tributaria.
Las duda se genera por la falta de reglamentación de la Certificación de Economía Circular, con la cual se establecen beneficios tributarios a las empresas que demuestren el cumplimiento de unos criterios de economía circular y reciclaje, a pesar de que, por Ley, debió haber sido expedida por el Ministerio de Ambiente hace casi 8 meses. Las inquietudes radican en asuntos como la aplicación del impuesto sobre las exportaciones, la actualización del formulario para su respectiva declaración o el mecanismo para facturar este tributo.
La incertidumbre inició el 13 de diciembre de 2022 cuando fue promulgada la Ley 2277 que creó, en los artículos 50-53, el impuesto nacional sobre los productos plásticos de un solo uso utilizados para envasar, embalar o empacar bienes. Este se planteó como un impuesto ambiental, con el propósito de incentivar soluciones sostenibles para los plásticos.
Según el Decreto 2229 de 2023, los sujetos pasivos de este impuesto tienen plazo hasta el 23 de febrero próximo para declararlo y pagarlo. Sin embargo, predomina una gran confusión entre las empresas del sector, debido a que quedan todavía muchos asuntos pendientes por reglamentar o aclarar.
Según Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos: “A menos de dos semanas de vencerse el plazo para el pago del impuesto, seguimos esperando la reglamentación de la certificación de economía circular, que debió haberse expedido a mediados del año pasado. También es urgente que se aclare que las exportaciones no pagan el impuesto o, de lo contrario, se perderá toda la competitividad de nuestra industria nacional en un mercado con despachos al exterior que superan los 400 millones de dólares por año”.
Según cifras del gremio, las exportaciones de empaques y envases en 2022 registraron un valor de $393,7 millones de dólares. Entre enero y octubre de 2023 se exportaron 312 millones de dólares en envases y empaques plásticos, teniendo como principales destinos los países de América: en particular, sobresalen Estados Unidos (21% del total), Ecuador (12%), México (12%), Chile (8%), Venezuela (6,2%), Perú (5,7%) y Guatemala (4,7%).
De acuerdo con Acoplásticos, la tarifa de este impuesto equivale a cerca del 20% del precio final del producto plástico, lo cual ha impactado fuertemente, tanto el bolsillo de los colombianos, como la competitividad empresarial.
Señala el gremio que las empresas no tendrán capacidad de competir en los mercados internacionales frente a todas las demás compañías de otros países que no cargan con este tributo.
En el mercado doméstico, advierten que ha incrementado también la informalidad en el sector.
En la siguiente tabla, se presentan ejemplos sobre el impacto estimado del impuesto a los productos plásticos de un solo uso sobre el precio final de algunos alimentos, bebidas y productos de aseo y belleza.
Sin claridad
Por otra parte, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a la fecha, sigue sin reglamentar la Certificación de Economía Circular (CEC), con la cual no se causa el impuesto. Esto significa que aquellos envases, empaques o embalajes susceptibles de certificarse, aún no tienen un camino claro dentro de las reglas del impuesto y sus fabricantes aún no saben si deben incluirlos en el pago o no. Cabe anotar que, según la ley, dicha reglamentación ha debido ser expedida a más tardar el 14 de junio del 2023.
Según Daniel Mitchell “Colombia ha logrado, en los últimos años, grandes avances en el reciclaje de los plásticos. Las cifras de aprovechamiento crecen todos los años y contamos cada vez con más productos fabricados con materiales recuperados. Las empresas están desarrollando importantes inversiones y esfuerzos para transitar hacia la economía circular, por lo cual resulta desconcertante que, a pocos días del pago y luego de más de un año de haber entrado en vigencia la Ley, todavía no se conozca este instrumento de la certificación de economía circular, con el cual se busca premiar estos esfuerzos y desarrollar las soluciones ambientales del plástico que precisamente pretende el impuesto.”