¿Cuándo renunciar al trabajo sin que el jefe se disguste?

Uno de los dilemas más complejos en las relaciones laborales de las personas es escoger el momento apropiado para informarle al jefe inmediato, sobre su posible renuncia a la empresa, porque se encuentra en un proceso para cambiar de trabajo. Esta decisión es aún más difícil si el empleado quiere dejar las puertas abiertas, como debe ser.

La pregunta concreta es: ¿cuándo informarle al jefe inmediato que usted se postuló a un cargo en otra empresa para cambiar de trabajo? Los expertos en el tema aseguran que todo depende de la coyuntura o y del momento que el empleado enfrente en la empresa.

Existen diversos escenarios en los que, por sus características individuales, esta situación debe ser abordada de distintas maneras, dependiendo del caso, para causar el menor impacto, y dejar las puertas abiertas en la empresa de la cual se retira.

Por ejemplo: si la situación es normal, es decir, si la empresa y el colaborador están mutuamente satisfechos con su relación laboral, pero el empleado recibe una oferta en otra compañía, lo mejor es que le informe a su jefe inmediato desde el instante en que su hoja de vida es tenida en cuenta en la empresa que quiere contar con sus servicios, es decir, desde el momento en que la persona es llamada a la primera entrevista o prueba.

Este comportamiento le genera confianza al jefe, y le da pie para, si es del caso, preparar una contrapropuesta, que también le ayudará al trabajador a tomar una decisión temprana frente a si continúa o no las pruebas en la compañía que lo está requiriendo. Pero ojo, recuerde que la única puerta que se puede cerrar no es solamente la de la empresa donde la persona trabaja, sino la de la compañía que aspira a contar con sus servicios, en caso de que el postulado avance en el proceso, y muy al final decida que mejor se queda donde está. Ellos tomarán esta actitud como un desaire y una pérdida de tiempo. Por eso, lo mejor es ser transparente con las dos empresas.

Incluso, si esta transición no se maneja con delicadeza, franqueza y seriedad, se corre el riego de perder el empleo y quedar por fuera del trabajo al que estaba aspirando. De esa manera, un empleado puede quedarse sin el pan y sin el queso.

Un segundo escenario consiste en postularse a un trabajo nuevo en momentos en que el ambiente en la empresa no es el mejor, hasta el punto de que el empleado quiere irse y el jefe del área vea con buenos ojos su retiro. Este panorama facilita la decisión de informarle al jefe inmediato sobre su renuncia, incluso en cualquier momento, pero sin olvidar que hay que detener la delicadeza de no dejar tirado el trabajo. Siempre será beneficioso dejar una imagen positiva.

Un tercer escenario consiste en renunciar o ser retirado, sin justa causa, a última hora. En este caso ni la empresa puede impedirle al trabajador su dimisión en el último momento, ni el empleado puede reclamar estabilidad, pues si la compañía toma esta decisión, sabe que tendrá que pagar la indemnización por despido sin justa causa.

En todos los casos, lo ideal es que las relaciones laborales se manejen de la mejor manera, porque siempre será mejor dejar las puertas abiertas.